miércoles, 26 de mayo de 2010

RESEÑAS

MARCA: PERTURBACIÓN

No quiero que nadie me perturbe ni siquiera con su silencio.
Soy caprichosa, llena de larvas que me asfixian,
me aprisionan en su crecimiento callado.

Nadie me salvará de estas oportunidades humanas.
Nadie me detendrá a encontrar un camino sin rutas.
Siempre espero que alguien llegue, pero no quiero que se quede.

Quiero limpiarme hoy de tanta suciedad, de tanto desamor interno.
Quiero ver la vida como me viene. Hay mucho dolor en el mundo,
Muchos gritos atrapados en los cuerpos. Y por eso no puedo dejar de hablar.

Cada que puedo me libero, libero mis entrañas de asuntos inorgánicos.
Lo artificial me ahoga, me deprime.
No más engaño con vallas que crean sensaciones,
Éstas se reproducen como enfermedades.

A veces parezco sin dolor. El autismo me viene.
No importa, hoy lo tengo que disfrutar.
Es una manera de sanar, de olvidarlo todo.

No quiero pensar en nadie. No quiero sentir dolor con sus puñales.
He cambiado dirán, pero soy la misma valla que crea satisfacciones
¿Qué se compra entonces? ¿Dónde consigo un amor que se deje desempacar,
Utilizar y arrojar a la basura cuando pase su fecha de vencimiento?

¿Quién quiere comprar un producto al vacío? ¿Quién más se quiere dejar engañar?
Puedo ser de gran utilidad, depende del trato y de una buena lectura del manual.
A veces se quedan conmigo porque “es el más económico y el que más da”.

Pero el rendimiento y la duración dependen del consumidor.
Estos elementos vitales, como el amor y la pasión,
Deprecian los productos instalados en el corazón.

¿Por qué? Porque nos vendieron el amor empacado, con condiciones y resolución, con marca de género, cantidad de usuarios y como obsequio un condón.

En el mercado circula un amor personal, íntimo, con marca de propiedad,
pero también hay los que se pueden llevar en el bolsillo, que son de fácil adquisición.
¿Qué se compra? Si todo parece basura bien empacada, con preservativos para que dure.

Hay productos que se han estado vendiendo sin marca, bajo la sotana.
Los ilícitos, los que no tienen registro. Pocos los usan y cuando lo hacen le ponen la marquilla para que parezcan de óptima calidad.

Todo parece un engaño. ¿Será posible engañar?

Zagla. Gladys Zamudio Tobar



CITÉ


Soy ciudad, ciudad marchita, pero intransferible,
Ciudad que aún respira campo. Penetrable ante la primera visita.
Te atrae, tiene la magia del producto ofrecido.
La publicidad enamora a los visitantes más que el propio consumo de sus calles.

No soy visitante soy habitante que sale en las madrugadas, de sus sueños urbanos
A conquistar terrenos abiertos como mares, como manos ansiosas de obtener todo el placer, halarlo hacia el cuerpo e introducirlo dentro.

Cali es una idea, un espacio público vendido. Una mirada del encuentro rápido, de la indagación con apariencia de preocupación.
Ciudad de mierda de perros, de hambre que deja como plastas a los hombres y mujeres que la caminan.
Algunos árboles la adornan, la airean a las cinco de la tarde con un sonriente cielo rojo, de traba natural, de ensoñación pura.
Psicodélica y maravillosa cuando consumo la leyenda bien armada, pero cuando se termina el humo de mis aspiraciones se convierte en una terrible angustia y resentimiento.
Ciudadanos petrificados en el aroma del orín, de la sangre, del tabaco. No lo notan porque dentro tienen más de todo eso.
Caleña, infiel, puta, rebotada, pero estúpida. Irrespetable porque no se mueven las vísceras para defenderse. Apuñalea a las otras porque no la miran a ella.
Caleño, infierno, soso, vacío del alma, vello púbico, mas no público. Se cree grande, pero mira la carroña con altura.



Zagla. Gladys Zamudio Tobar

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