lunes, 2 de diciembre de 2013

VUELO AL ORIGEN


I
Ya me entristece la tarde
con un brutal silencio
de ti, padre.
Todas tus pertenencias
se agitan sobre mis ojos
trayendo los recuerdos
de tus días definitivos.

Alfredo, como un horizonte
asfixiado entre almohadas,
te fuiste apagando,
ocaso inolvidable,
que me dio la vida.

Mi corazón purpúreo
se altera al imaginar
hacia dónde te alejarás,
viaje que harás, por primera vez,
sin mi madre.


II

Mi padre no retornó.
Poco a poco sus recuerdos lo instalaron
En un pasado de nostalgias y angustias,
Anclado entre las destempladas venas de la ternura
Y los despejados pasos del horror.

Alfredo, reconocido girasol de mis entornos,
Pasajero inolvidable de mis caminatas,
Incansable guerrero de los hierros y las buenas maneras.

Hombre bajo y corpulento
De corazón sensible y de mirada ruda.
Tu espejo te despidió antes de hora.
Silenció tu memoria poco a poco,
Vació tu boca de palabras gruesas
Y obnubiló tus ojos de huída.

Hoy, hermoso padre, como un pequeño león,
Ruges en la cama sin poder comprender
El lenguaje que sale de tu boca.
Tus islas de lucidez te recorren
Como agua que hiela los huesos.

¿Cómo te miras cuando la voz de en frente
Te saluda conmovida?
Lágrimas recorren tu desnudo rostro;
Todas las lágrimas de la vida te rodean
Sembrando el bello mar que te ilumina
y te permite navegar.


III
No esperen lástima.
Mi padre merece algo más.
Él soy yo,
 todos los vivos y muertos de mi vida.


Las huellas y el esfuerzo
Deterioraron su figura,
Pero lo hicieron más humano.
Nada faltó con su ayuda.

No siento pesar ni tristeza,
Sólo alegría y tranquilidad,
La esperanza del descanso
Que tanto merece.

El pesar no es nada leve.

  

Zagla

Gladys Zamudio Tobar                    

Encartados en la Red - Mi participación en la primera experiencia - año 2007

https://plus.google.com/photos/101928874478375918136/albums/5676377220940783137?banner=pwa&sort=1