martes, 3 de julio de 2012

  
(Del poemario "Sentada en mi silencio")
ZAGLA


Ineludible 

Abrojos amarrados sutilmente
A los encajes de mi cerebro.
Hay tejidos que desconectan
Lo que nunca debió haberse roto.

Un ser anquilosado en una tapia,
Un fósil de la amargura humana.
Un dictamen apoyado en el espejo
De los miembros de la pulcritud,
Ya anciana.

Huelo de cerca los lamentos,
La pereza, los asquientos gemidos.
He probado con las papilas quemadas
Las dichas que como hostia ponen
Los sabios en mi boca.

Ahora que estoy muerta,
Los huecos de la luna entienden
Cómo soy por dentro.
Saben los rayos del sol
Cómo se puede quemar el estiércol.

Hoy que nací de nuevo
Mis ojos no ven más que
Lamentos.




Connivencia

En el rasero de los hechos
Los muertos pululan su vieja angustia.
Las vértebras se enhebran una a una
Intensificando amargura en su historia.
Nervudos moluscos nos habitan el silencio
Y la malva nos deteriora los nervios.
Agujillas nos perpetran los ojos
Y versos negros comentan triunfantes bazofias.
Todo se nos parece.
La polilla consume todos los días
Un poco de metáfora
Para sufrir la sociedad.
Tanto se nos parece,
Devoramos libros
Y las palabras se depositan,
Estreñidas o fluidas,
En apestosas letrinas de ingenuidad.
Gusanos acontecen las quimeras de los parcos
Densas maderas y superfluas letras lapidarias.
Agonizan las bestias entre calles de cera,
Escurridas en muebles
Y hundidas en el ocio de la lluvia.
Duele y duele la genial mentira,
Nos augura la indecencia de sabios
Y la invivible compañía de los mortales.


domingo, 4 de marzo de 2012

Poemas en silencio

I
Quisiera verte como un desconocido,
Sorber un jugo para llamar tu atención.
Tu irreverencia cómplice
Sorprendería mis ojos junto a tu imponente imagen.





Hemos hablado de todo,
Aún poco para mí que conservo las notas
De tus melodías recién compuestas para el amor
En mis oídos de neonato frente a ti.

Viajo en tu mano, cargada de tantas cosas del día,
Tantas que callo para no aburrirte,
Otras tantas que olvido y así no obligarte a sentir
La necesidad de una caricia y el ojo oscuro del cuerpo deseado.

He apagado la luz y el incendio como si fueran la misma cosa
Y solamente he quedado con la idea del duelo.
Ya no le corro al cuerpo,
Cada día procuro silenciarlo para no molestarte.

Hoy, me sentaría de nuevo en el sitio
Donde te conocí, leería poesía a un amigo
Y pasaría la tarde perdiendo el tiempo
Para encontrarte… otra vez.



II
Saltan ideas como sapos en ebullición, desde mi silencio;
Vierten líquidos en mis dudas y desconectan los enchufes
De mis respuestas.
No sé por dónde voy, el camino sube por tu mano llena de aire
Y mis ojos no alcanzan a ver lo que imagino bajo el agua.
Aliento oculto bajo las rocas de la ingenua pasión que mata.
Un surco detrás de la lengua, arañado con las tristezas
De mis azules impotencias.




III


Tengo aire de ti
Mis besos juegan a tu piel.

Soy parte del conjunto de tu cuerpo,
de los cuadros de tu camisa a rayas.

Ventilo una soledad
que también te pertenece.



Elevo pequeñas angustias
Con el hilo de tus generosos sueños.

Viajo también sin tormentas
Detrás de tus profundos abismos.

Hay una locura en esta terquedad
De llevarte en mi vientre.

Un extravío transforma mis emociones
Queda una sencillez colmada de recuerdos.














IV

MUERTE

Hoy, acelerada y palpitante, se acerca la muerte;
Palabra muerte como vaho de mar,
Infinita.

Lejos, respira, y su tibio aliento llega a los sueños
De mis temores.
Pensar morir, útil manera de respirar sin dolor.



El rezo, palabra estudiada, crea eco;
Abismo interminable del grito,
Lluvia extendida sobre la dulce alfombra de la soledad.

Huecos en la puerta, rota de abrazos;
Los besos hundieron la idea del amor
En las cortas impaciencias de los días,
En el interminable bostezo de las fantasías.





Enero – Febrero 2012

Poemas en silencio

I
Quisiera verte como un desconocido,
Sorber un jugo para llamar tu atención.
Tu irreverencia cómplice
Sorprendería mis ojos junto a tu imponente imagen.





Hemos hablado de todo,
Aún poco para mí que conservo las notas
De tus melodías recién compuestas para el amor
En mis oídos de neonato frente a ti.

Viajo en tu mano, cargada de tantas cosas del día,
Tantas que callo para no aburrirte,
Otras tantas que olvido y así no obligarte a sentir
La necesidad de una caricia y el ojo oscuro del cuerpo deseado.

He apagado la luz y el incendio como si fueran la misma cosa
Y solamente he quedado con la idea del duelo.
Ya no le corro al cuerpo,
Cada día procuro silenciarlo para no molestarte.

Hoy, me sentaría de nuevo en el sitio
Donde te conocí, leería poesía a un amigo
Y pasaría la tarde perdiendo el tiempo
Para encontrarte… otra vez.



II
Saltan ideas como sapos en ebullición, desde mi silencio;
Vierten líquidos en mis dudas y desconectan los enchufes
De mis respuestas.
No sé por dónde voy, el camino sube por tu mano llena de aire
Y mis ojos no alcanzan a ver lo que imagino bajo el agua.
Aliento oculto bajo las rocas de la ingenua pasión que mata.
Un surco detrás de la lengua, arañado con las tristezas
De mis azules impotencias.




III


Tengo aire de ti
Mis besos juegan a tu piel.

Soy parte del conjunto de tu cuerpo,
de los cuadros de tu camisa a rayas.

Ventilo una soledad
que también te pertenece.



Elevo pequeñas angustias
Con el hilo de tus generosos sueños.

Viajo también sin tormentas
Detrás de tus profundos abismos.

Hay una locura en esta terquedad
De llevarte en mi vientre.

Un extravío transforma mis emociones
Queda una sencillez colmada de recuerdos.














IV

MUERTE

Hoy, acelerada y palpitante, se acerca la muerte;
Palabra muerte como vaho de mar,
Infinita.

Lejos, respira, y su tibio aliento llega a los sueños
De mis temores.
Pensar morir, útil manera de respirar sin dolor.



El rezo, palabra estudiada, crea eco;
Abismo interminable del grito,
Lluvia extendida sobre la dulce alfombra de la soledad.

Huecos en la puerta, rota de abrazos;
Los besos hundieron la idea del amor
En las cortas impaciencias de los días,
En el interminable bostezo de las fantasías.





Enero – Febrero 2012

domingo, 5 de febrero de 2012

IGUAL

Algún día conociste la magia de mis versos,
la ternura de mis manos sin pereza de amar.
Nadie sabe con quién se acuesta hasta que se levanta,
Abre su boca maltrecha y mira con ojos de tumba.

Pasan los días de caricias, a veces mal habidas,
Los tranvías de la felicidad recorren fuertemente tus horizontes,
Las lluvias recuperan colores, intensidad
y significados insospechados.
¡Todo cambia! Y vuelve a ser lo mismo.

Los adoloridos pies de largura humana
Se pasean por las angustias de nuevo,
Pero ahora son otras las que habitan el cuerpo amado.

Las lágrimas de tus brotes hambrientos
Desayunan el poder y muerden el piso frío
Cada que hablo sin dolor en el alma.

Atentos mis ojos marchitan su ira
Desbocada muy pronto en tu pelo revuelto.
Los estrujones quedaron en la pared de tus recuerdos.

No hay un amor sin peros,
Toda la vida se revienta en un solo momento,
Así como toda la amargura que tienes
Se te resbala por los dedos
Y la estallas sin lamentarte, en mi ordinario silencio.