lunes, 1 de febrero de 2010

La extrañeza

LA EXTRAÑEZA

Hoy. Nada qué decir, todo por vivir.

Hálito en mis pasos de cada día.

Sobrevivo las tardes y aprisiono con fuerzas las mañanas,

Las exprimo porque son tu compañía.

Navego todos los días entre tus dientes de semilla,

Donde brotan tonos de verso,

Dulces latidos envueltos en verdes hojas de mar.

Hombre beso, hombre luna,

Ternura sembrada como un pez en una laguna.

Mañana emanarán los pájaros del fondo del agua.

Danzarán como peces sobre el agua helada.

Gesto humano, levitante, a veces sollozante.

Me cautivan tus ojos de largas historias.

Cada surco de silencio en tu frente marca mis significados.

Un aleteo de tus cabellos me hipnotiza antes de tu partida.

Son mis cuarenta y cinco y tus cincuenta y seis;

Secuencias necesarias para traficar por rutas desconocidas

¿De tus recuerdos quizá? ¿De lo que no he podido olvidar?

La nave sin tormentos permitirá que viajemos sin dolor y sin orgullo.

Tiempo de zafiros, de estrellas, de grietas en la tierra.

Verdes nubes que nos dan de comer cada día.

Insólitos crepúsculos de nieve surfean delante de mis ojos.

Marchitos silencios nos hacen gritar a veces.

Todos los silencios nos llevan crepitando hacia el maravilloso ruido de la vida.

VIVÍ EL SUEÑO

Una visión tan clara como los colores de mi augurio.

Mis ojos pudieron percibir tu ritual de hojas y flores sencillas, pero bien definidas.

En el suelo caí, en forma de cruz, atada de cabeza en la tierra fresca.

El césped me comía los brazos y los enterraba en mis miedos inconscientes.

Volé en estampida, recta quedé como un palo, pero liviana como sus hojas al viento.

El frío del barro me congelaba el cuerpo.

Desnudé mi piel y me metí bajo las cobijas a temblar.

Mis ojos no cesaban de ver el rojo del cuadro en movimiento.

Como un ligero pasar y cerrar de puertas se mecían en mi frente todas las historias.

Calor, frío; intenso miedo, conciencia para olvidarlo; breve paso del tiempo y profundas miradas al corazón.

La ruptura entonces, cerca de la razón, del silencio, de la novedad que no llega.

Sólo queda una nueva mujer en medio de todo que es nada, pero de una nada tranquila y sencilla

como si no hubiera escrito este poema.